Abandonado

Tecleó la dirección en el navegador, apareció la conocida pantalla de bienvenida. Introdujo su nombre de usuario y su contraseña y oprimió el botón de "Sign in". La pantalla cambió y se encontró la cantidad de veces que había escrito algo y desde cuando había empezado a hacerlo. Seleccionó la liga de "Create Post" y apareció la pantalla para escribir. Pero la caja de texto no estaba en blanco, en ella se podía leer:

"Hace mucho que no escribías, estaba preocupado. Me has tenido muy abandonado. Te sentía entrar todos los días y querer empezar a escribir y me ilusionaba, pero de pronto te veía salir, sin siquiera guardar como borrador lo que habías escrito. Desde hace días pensé en dejarte este mensaje, pero no sabía como lo ibas a tomar".

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Ese blog en el que había descargado su enojo, su tristeza, su melancolía, sus ilusiones y otros tantos sentimientos se sentía con derecho a reclamarle que lo tuviera abandonado. Decidió no escribir nada, pero le prometió que lo haría a la brevedad.

Cerró la ventana del navegador y apagó la máquina. Apagó la luz de la habitación y se quedó sentado en la oscuridad, pensando. Que debía hacer? Dejarlo morir de soledad sin entrar ni escribir nada? Cerrarlo y perder a quien había estado en esos momentos difíciles escuchándolo? Seguir escribiendo y alimentarlo con sus sentimientos acumulados para que creciera y se hiciera más fuerte?

Se preparó para dormir, no era buen momento para tomar una decisión. Cerró los ojos y cuando estaba a punto de dormirse, dos palabras que había escuchado en una película pasaron por su mente:

"Feed me"

(Cuento inédito, Noviembre 2006)