Así como ayer hablaba de la cerveza hoy voy a hablar del café.

No soy una persona muy asidua a tomar café, pero últimamente le he tomado un gusto especial.

Normalmente lo tomo una vez cada 5 ó 6 meses. Cada vez que me tomo una taza de café el primer trago me causa una sensación especial, es una especie de escalofrío que recorre todo mi cuerpo y me llena de una especie de tranquilidad, pero, a la vez, me llena de una especie de excitación. Es realmente una sensación muy difícil de describir.

La principal razón para no tomar café tan seguido es precisamente que no quería que mi cuerpo se acostumbrara a la sensación y dejara de disfrutar ese primer trago. Estos días en que he ido a más cafeterías me he dado cuenta que la sensacion no desaparece, si no que incluso puede maximizarse.

Espero no perder ese placer. Aunque, como bien sabemos nada dura eternamente.

En este momento que escribo me estoy tomando un café. Es una tarde nublada, acaba de llover bastante fuerte y se respira una tranquilidad especial.

Seguiré disfrutando mi café mientras miro por el ventanal como resbalan las gotas de lluvia y medito un poco sobre mi existencia.

Agradezco enormemente a esa persona especial que me enseño a disfrutar un buen café. Y también a todas las personas con las que he compartido una taza de café en una tarde lluviosa.

De nuevo, salud.